David Mingo, diputado de Cultura, presenta este proyecto de investigación becado con una beca Ángel Carril 2019
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Presentación del libro «Carros en la provincia de Salamanca. Catalogación y estudio»

Carros en la provincia de Salamanca. Catalogación y estudio, de Joaquín Sánchez de Bustos, es el resultado del trabajo becado en la convocatoria de las Becas de Investigación Ángel Carril 2019.  El libro ha nacido de un proyecto de investigación muy dilatado en el tiempo y que ofrece materiales inéditos recopilados por el autor en gran parte de la provincia de Salamanca y algunas localidades de provincia limítrofes. 

La publicación consta de más de 300 páginas y, además de los textos, incluye un estudio pormenorizado de numerosos carros localizados, conservados, inventariados y descritos, así como de carpinteros, carreteros, pintores y otros aspectos nunca antes estudiados. La pérdida de piezas testigo, por venta, deterioro o desuso de los carros desde la mitad del pasado siglo, justifica el estudio y la publicación antes de su desaparición y olvido, para lo que se ha contado con la participación y las aportaciones de 165 informantes.

Desde mediados del siglo pasado la provincia de Salamanca ha ido perdiendo artesanos y oficios en otros tiempos imprescindibles.  Ejemplo de ello fue el oficio de carretero que suponía una importante especialización partiendo de las técnicas básicas de carpintería hasta conseguir la capacitación y conocimiento para la ejecución de tan preciado artilugio en la sociedad tradicional. El oficio de carretero no suponía solo hacer carros sino que también hacían puertas, portones, pendolones… y su trabajo necesitaba de la colaboración de otras especialidades como la de herrero. Puede decirse que en la década de los sesenta se extinguió el oficio y, aunque algunos talleres siguieron trabajando la carpintería, la construcción de este medio de transporte quedó relegada al olvido.

Muchos de los pueblos de nuestra provincia, e incluso la capital, contaban con talleres de carreteros y todavía hoy, paseando por sus calles, podemos contemplar algunos letreros que así lo atestiguan. Estos negocios solían contar con el trabajo de varios miembros de la familia. La costumbre de decorarlos, no solo con tallas y dibujos incisos en la madera sino también pintándolos, requería la colaboración de la esposa o los hijos, e incluso de pintores llegados al pueblo o al taller para decorar expresamente el carro. Tener un carro era importante pero tener un carro con detalles únicos era un capricho y un símbolo de distinción. Los carros decorados dieron justa fama a la carretería de la provincia de Salamanca.

Sirva este estudio como reconocimiento a la excelencia del trabajo artesano y sea fedatario del patrimonio desaparecido que fue seña de la identidad provincial.

                                                                                                             David Mingo. Diputado de Cultura

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